Hace poco encontré en uno de mis cuadernos viejos, en grande y sin ser parte de ningún texto más desarrollado: “No quiero que las cosas valgan la pena”.
En el fondo, seguramente estaba pidiendo que las cosas que quería se dieran con un poco más de facilidad. Hoy, me sigo encontrando en esa frase pero lo único que pido es quitar una palabra del dicho.
No pretendo negar que la mayoría de las rutas tienen un tramo de baches. Sé que la pena va a estar. A veces con más intensidad, a veces opacada por una felicidad que le gana el primer puesto.
Pena … ¿en qué proceso no pasamos por ese sentimiento? Es una obviedad.
No quiero extenderme por acá en algo que quizás sea más para charlar en un bar entre cervezas.
Con lo que me quiero quedar es con el “vale la pena” … grrrrrr….
Me da escalofríos.
Entiendo que es una frase que está creada desde la buena intención, una especie de palmadita en la espalda, de aliento, de reconocimiento. Quitarle peso a lo duro del camino para resaltar el logro, el que sea.
¿No podríamos acaso decir directamente “Valió el esfuerzo”, “Valió la espera”, “Valió el trabajo”? ¿No podríamos eliminar la palabra pena? (o tristeza, dolor, castigo, condena, que vendría a ser lo mismo)
Estoy segura de que si me pongo deliberadamente a buscar en cada uno de mis cuadernos, en todos puedo encontrar esta frase … “no quiero que las cosas valgan la pena”. Es de esas cosas que me vienen a la cabeza a menudo, es uno de mis temas.
Cuando dicto un taller o hablo con alguien sobre escritura, esta escritura, la del hábito, la personal, la del cuaderno, hablo de LOS PROPIOS TEMAS. Hay temas que nos obsesionan, que nos preocupan, nos gustan, detestamos o nos enamoran. Hay que empezar por ahí, por nuestros temas, en especial cuando estamos empezando a construir el hábito, pero también en cada bloqueo, en cada día de desconexión.
¿Qué dicho, frase o refrán te obsesiona, te da rechazo o usas en exceso?
Hace unos días hice un reel para Instagram, donde compilé algunas mini tomas que tenía del Stationery Trip a Japón. El segundo video de ese viaje lo hice en el aeropuerto de Barcelona. Entré en una tienda de estas que venden un montón de cosas lindas que no necesitamos, pasé por la parte de libros y agarré uno que es una especie de oráculo. Siempre que veo ese oráculo dejo pasar las hojas sin mirar, al azar, a veces de atrás para adelante, a veces de adelante para atrás, a veces simplemente lo abro en una página. SIEMPRE me sale la misma frase: “Muy pronto todo habrá valido la pena”.
Probablemente esto tenga una explicación tan simple y racional como que por algún motivo mi cerebro siempre frena el correr de las hojas al mismo tiempo o que la frase está en un lugar del libro donde hay una costura.
La verdad es que en ese momento, en el que yo estaba casi levitando de la felicidad por el aeropuerto de Barcelona, esa frase me cayó como un mimo al alma. Caí en la trampa. Incluso cuando, sinceramente, odio esa frase. Lo que odio son las frases que perpetúan la idea de que si llegar a un lugar o resultado nos cuesta más, tiene más valor que si todo fluye. Porque siento que de esta manera, vamos por la vida convencidos de que a la vida hay que parirla con sudor y lágrimas.
Me voy por las ramas y termino escribiendo lo que sería más acorde para una charla entre cervezas. La costumbre de escribir también puede ser esto, escribir todo eso que se enrosca en nuestra mente, lo que nos genera incomodidad y nuestras propias contradicciones.
Al papel
Lo que quiero proponerte hoy es que si ya escribes, busques entre tus cuadernos TUS temas, esos temas a los que vuelves una y otra vez. Pero esta vez no te quedes en los grandes temas: el amor, la muerte, los vínculos. Busca los detalles, lo cotidiano: las frases hechas, los refranes, lo que te molesta que haga la gente en la calle, el ruido que hace la gente al masticar , los hombres que escupen por la calle con total impunidad, los olores que no soportas, o esos que te reconfortan no importa el momento del día en que los huelas.
Y si aún no escribes pero quieres hacerlo o si eres de las personas que tiran o queman sus cuadernos terminados (tema del cual no podría escribir objetivamente, me hace daño), entonces te invito a que empieces a registrar esos temas en tu día a día.
Identifica tus temas más cotidianos, esos que a simple vista te hacen pensar en que no tiene ningún sentido escribir sobre eso.
Elige uno y escribe, escribe todo lo que ese tema te genere, enojos, preguntas, respuestas, risas, recuerdos, situaciones, ideas y hasta tus propias contradicciones.
Escribamos juntos
Después de un año haciendo los encuentros de escritura cotidiana online, hay algo que tengo claro y es que este año quiero que nos encontremos personalmente.
A partir de febrero vuelven los ENCUENTROS DE ESCRITURA COTIDIANA.
Círculo presencial
Si estás en Barcelona y te gusta la idea, completa este formulario para que pueda enviarte todos los detalles. Nos encontraremos 2 días al mes para escribir y conversar durante 1 hora y media.
Círculo online
Si no estás en Barcelona y quieres ser parte de un círculo de escritura online y en vivo, completa este formulario. Este año, se vienen algunos cambios =)
Gracias por llegar hasta acá. Nos leemos.
Car